La Calificación de Cartera, uno de los mayores desafíos del sector
Entrevista a Luis Eduardo Moreno, socio principal de VCR Group
En desarrollo de sus funciones de vigilancia, inspección y control la Superintendencia de la Economía Solidaria (SES) ha dado pasos importantes en la adecuada medición del riesgo de crédito como columna vertebral del esquema de supervisión. En 2019 expidió las cartas circulares 3 y 6 mediante las cuales expidió regulación relacionada con la obligatoriedad de evaluar y recalificar la cartera de créditos y de reflejar los resultados al cierre del año 2019.
Sin embargo, el foco de preocupación de las cooperativas que ejercen actividades financieras se mueve más allá del espectro de la evaluación y calificación de cartera puesto que los vigilados saben que el esquema de supervisión se dirige hacia la adopción futura de modelos de referencia que determinen el deterioro con base en las pérdidas esperadas de la actividad crediticia.
Luis Eduardo Moreno, es actualmente socio principal de VCR Group y se desempeñó en el pasado como profesional y Director del Área Técnica de Fogacoop, durante cuatro años; en entrevista con Ciclo Solidario, profundizó sobre el gran desafío que representa para el sector el cumplimiento de la reciente normativa sobre calificación de cartera y lo lejos que está para abordar en un futuro un modelo de referencia.
Aunque el sector está próximo a conocer los efectos y resultados de la calificación de cartera ¿qué inquietudes de mediano y largo plazo genera la implementación de los modelos de referencia para la cartera de consumo?
“Un análisis ponderado de esta situación supone en primer lugar la cuantificación del impacto probable que sobre el estado de resultados va a tener el mayor cargo por deterioro con sus implicaciones sobre la formación del excedente operacional, el capital institucional y la transferencia solidaria y en segundo lugar, un análisis de las circunstancias de modo, tiempo y lugar que deberían acompañar la aplicación de las nuevas pautas regulatorias.
En lo que tiene que ver con el impacto, VCR Group realizó un ejercicio de contrastación entre los indicadores de cubrimiento de la cartera de consumo de las cooperativas vigiladas por la Superfinanciera que de tiempo atrás aplican el modelo de referencia con los correspondientes al segmento de ahorro y crédito vigilado por la SES.
Al corte de diciembre de 2018 el indicador de cubrimiento (deterioro/cartera B, C, D y E) fue de 128.4% para el promedio de las cooperativas financieras (sin incluir la Cooperativa JFK dada la baja convergencia de sus indicadores individuales con los promedios sectoriales.) En otras palabras, por cada cien pesos de cartera riesgosa, la aplicación del modelo de referencia exige en promedio 128.4 pesos de deterioro.
Para las cooperativas de ahorro y crédito no se encuentra disponible la información financiera necesaria para calcular el indicador de cubrimiento. Sin embargo con base en un ejercicio de simulación consideramos que se pueden presentar tres escenarios utilizando la información publicada por la SES en su página web (año 2017).
El primer escenario denominado escenario pesimista, estima que el indicador de cubrimiento se mueve entre 100% y 105%; el segundo escenario denominado escenario probable, supone que el mencionado indicador oscila entre 110% y 115% y el tercer escenario denominado escenario positivo asume que el indicador está alrededor del 120%.
En el escenario probable, las cooperativas de ahorro y crédito presentarían un indicador de cubrimiento entre el 110% y el 115% (incluido el deterioro general). Ello significa que a la luz de los modelos de referencia el segmento de cooperativas de ahorro y crédito tiene en promedio un defecto en el indicador de cubrimiento de casi 17 puntos porcentuales frente al indicador de las cooperativas financieras”.
En términos de dinero contante y sonante ¿qué significa ese desfase de 17 puntos porcentuales?
“Son equivalentes aproximadamente al 0.8% de la cartera bruta de las cooperativas de ahorro y crédito y en valores absolutos podría representar un aumento del gasto por deterioro de entre $80.000 y $100.000 millones.
Si se toman como referencia los excedentes de las cooperativas de ahorro y crédito en 2017, el deterioro extra que exige el modelo de referencia consumiría entre 1 y 2 meses de excedentes, en promedio. Es importante mencionar que el año 2018 no fue mejor que el año 2017 en esta materia, por lo que es posible que en relación con los excedentes del año 2018 el deterioro mencionado consuma cerca de 3 meses de excedentes”.
Con base en estos resultados ¿cree Usted que en las actuales circunstancias es oportuno que la SES exija los resultados de la calificación de la cartera y además promueva la implementación de los modelos de referencia para la cartera de consumo?
“Respecto a la calificación de la cartera es pertinente aclarar que esa norma es de vieja data y que en el retraso de su implementación comparten la responsabilidad tanto el supervisor como los vigilados. La SES no actúo con el rigor requerido y las cooperativas desperdiciaron la oportunidad de autogestionar el riesgo de crédito con base en la normativa que en su momento se expidió.
En relación con las circunstancias de modo, tiempo y lugar que deben acompañar la implementación de los modelos de referencia, creemos que la SES debe sensibilizar su aplicación al escenario macrofinanciero del último año y al que se presenta en la actualidad.
Hacemos la salvedad porque en la última época se percibe un leve debilitamiento en la fortaleza tradicional del modelo de negocio de las cooperativas en general. Prueba de ello es que según datos de Confecoop en 2018 disminuyó el número de asociados vinculados a las cooperativas, se redujo el número de entidades (especialmente en el segmento de aporte y crédito) y los ingresos operacionales de las cooperativas de ahorro y crédito acusaron un aumento relativamente lento del orden del 5.1%.
Por la magnitud del efecto contable potencial y dado el escenario macrofinanciero por el que se transita es claro para nosotros que la aplicación de los modelos de referencia requiere un proceso de gradualidad. En este sentido creemos que se debe pensar en planes de ajuste que incorporen la totalidad de los efectos derivados del pleno uso de los modelos en plazos de 3 a 5 años que no debiliten en exceso la formación futura de los excedentes operacionales”.
En su opinión ¿qué deberían hacer las cooperativas?
“A las cooperativas les recomendamos acoger el espíritu de las cartas circulares 3 y 6 y adoptar políticas de control de gastos puesto que las entidades estarían allanando el camino para aminorar el impacto futuro de la adopción del modelo de referencia. Los vigilados deben comprender que el modelo de gestión debe focalizarse en la austeridad y en la construcción de un sistema de administración del riesgo de crédito que acote los dos nuevos determinantes del deterioro: la probabilidad de incumplimiento y la pérdida derivada del incumplimiento.
A partir del ejercicio realizado es muy claro para nosotros que bajo el funcionamiento de los modelos de referencia los colchones de deterioro no solamente se desvanecen sino que surgen faltantes importantes que a futuro podrían debilitar el objetivo misional de las cooperativas: la generación de valor hacia su base social”.